A menudo se confunden con una lesión o con el principio de ella. Sin embargo, esto se aleja de la realidad. Las agujetas, ese dolor tan molesto que aparece en los músculos sometidos a esfuerzos horas después de terminar la actividad deportiva, no son otra cosa que un mecanismo de defensa que tiene nuestro organismo.

Cuando nuestro cuerpo identifica una actividad física, un ejercicio o una sobrecarga muscular que va más allá de lo habitual, de lo que le hemos acostumbrado, las agujetas junto con el cansancio son una forma que tiene nuestro cuerpo de avisarnos los días siguientes que hemos estado por encima de nuestro ritmo. Es el mecanismo de defensa que de alguna manera viene a decirnos: te pongo un dolor para que no te apetezca ni puedas volver a hacer deporte.

También conocidas como dolor muscular tardío (Delayed Onset Muscle Soreness, DOMS, por sus siglas en inglés),  este síndrome doloroso se caracteriza por la pérdida de fuerza muscular (hasta un 10-12 por ciento), tras realizar ejercicios de alta intensidad de tipo excéntrico, y en músculos muy concretos, encargados sobre todo de la propulsión, como gemelos o cuádriceps.

Si pudiéramos observar el músculo con un microscopio, veríamos micro lesiones a nivel de las envueltas conjuntivas de los músculos que liberan sustancias que excitan a los receptores del dolor.

El dolor muscular suele durar entre los 5 y 7 días con un pico que se muestra a los 1-3 días tras el ejercicio, por eso sentimos más las agujetas a partir del segundo día de hacer ejercicio.

Si tienes agujetas, es que estás haciendo bien el ejercicio

Esta afirmación suele decirse a menudo y a la ligera. Pero no es correcta, estamos ante una mala interpretación o una interpretación excesivamente literal.