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Este concepto apenas se tiene en cuenta a la hora de planificar un entrenamiento, y sin embargo influye realmente en el desarrollo del mismo.
Destaca sobre todo en aquellas sesiones enfocadas a la pérdida de peso o cualquier otro objetivo relacionado con el metabolismo.

Entendiendo este efecto que se produce en nuestro organismo podemos incrementar la efectividad de los ejercicios realizados para alargar los efectos del mismo hasta después de haber entrenado. Para su mejor comprensión, os explico en qué consiste este fenómeno y cómo podéis aplicarlo a vuestra rutina.

Qué es el EPOC

Se corresponde con las siglas Excess Post Exercise Oxygen Consumption, cuyo significado se relaciona con el consumo de oxígeno después del ejercicio.
Dicho en otras palabras es el consumo de calorías que se produce durante la recuperación de un determinado entrenamiento metabólico. El entrenamiento metabólico lo que pretende es poner en marcha una serie de mecanismos dirigidos a elevar la tasa metabólica y así quemar una cantidad de grasas considerables. Esta cantidad puede alargarse hasta unas horas después de haber parado de ejercitarse.

Esta cifra puede llegar hasta el 10% de la tasa metabólica, alargándose hasta 72 horas después del entrenamiento. No solo debe tenerse en cuenta lo realizado durante el entrenamiento, sino que también pueden aprovecharse los momentos posteriores para continuar avanzando hacia el objetivo buscado. El EPOC también es llamado efecto térmico residual. A continuación te indico la forma a través de la cuál conseguir el citado efecto.

Cómo aplicarlo

Son muchos los métodos que puedes utilizar para lograr el efecto térmico residual. De forma global, estos son los más efectivos:

Entrenamiento interválico de alta intensidad, también conocido como HIIT. Está reconocido como el método más eficaz para eliminar la grasa subcutánea y visceral, además de otras ventajas como son el incremento de secrección de la hormona de crecimiento, variedad de ejercicios, etc. Requiere poco tiempo y los resultados son verdaderamente sorprendentes, más aún para la quema de grasa.

Incorporar de 15 a 20 minutos de entrenamiento de fuerza después de haber realizado un trabajo cardiovascular o aeróbico.

En definitiva cualquier método de entrenamiento que incorpore máxima intensidad posible con periodos de descanso también máximos. Puede aplicarse a otros deportes como ciclismo, fútbol, etc.

De esta manera podemos seguir entrenando y quemando grasa después de haber finalizado nuestro entrenamiento. Sin duda, una manera estupenda de aprovechar todo el tiempo posible.